La investigación revela la práctica controvertida de sedar a individuos durante encuentros policiales.

La práctica de dar sedantes a personas detenidas por la policía se ha extendido en silencio en toda la nación durante los últimos 15 años. Esta práctica está basada en ciencia cuestionable y respaldada por expertos alineados con la policía, según una investigación de The Associated Press.

Al menos 94 personas murieron después de que se les administraron sedantes y fueron restringidas por la policía desde 2012 hasta 2021. Esto es casi el 10% de las más de 1,000 muertes identificadas durante la investigación de personas sometidas por la policía de maneras que no deberían ser fatales.

Los defensores dicen que los sedantes permiten un tratamiento rápido para emergencias de comportamiento relacionadas con drogas y episodios psicóticos, y protegen a los socorristas de la violencia. Los críticos argumentan que la sedación forzada debe ser limitada estrictamente o prohibida, porque los medicamentos administrados sin consentimiento son demasiado arriesgados durante los encuentros policiales.

En algunos casos, los paramédicos administraron sedantes a personas que no representaban una amenaza para sí mismos ni para otros, violando las pautas de tratamiento. A menudo los médicos no sabían si las personas tenían otros medicamentos o alcohol en sus sistemas, aunque algunas combinaciones pueden causar efectos secundarios graves.

El uso de sedantes por parte de los servicios médicos de emergencia fuera de los hospitales se extendió rápidamente basado en una teoría ahora desacreditada. Los líderes de la aplicación de la ley en la década del 2000 estaban preocupados por el número de personas que morían después de ser electrocutadas con Tasers policiales y restringidas por la fuerza.